Gallagher Re afirma que las pérdidas por catástrofes naturales se dispararon en el primer trimestre
Según afirman desde Gallagher Re, los poderosos y devastadores terremotos en Turquía y Siria, junto a las severas tormentas vividas en Estados Unidos durante el primer trimestre del año, han sido los principales culpables del incremento en el volumen de pérdidas por catástrofes naturales en todo el mundo en este primer cuarto del ejercicio con respecto a otros precedentes.
De hecho, Gallagher Re ha estimado la pérdida económica total en todo el planeta como consecuencia de los peligros naturales en alrededor de 77.000 millones de dólares, la cifra más alta desde 2011, según su Informe de catástrofes naturales correspondiente a este primer trimestre. Las entidades aseguradoras públicas y privadas cubrieron al menos unos 22.000 millones de esta cantidad, lo que supuso una brecha de protección del 72% (55.000 millones de dólares).
Solo el terremoto de febrero en Turquía y Siria representó un coste estimado de 45.000 millones de dólares en daños físicos y se prevé que las pérdidas aseguradas totales se acerquen a los 5.000 millones, la mayor pérdida de la industria registrada en el mercado otomano.
Al analizar únicamente las catástrofes relacionadas con el tiempo o el clima, lo que excluye el riesgo de terremotos, las pérdidas económicas fueron cercanas a los 31.000 millones de dólares, y las aseguradoras públicas y privadas cubrieron un poco más de la mitad de esas pérdidas (sobre los 17.000 millones). La mayor parte de estas pérdidas se asoció con una actividad récord de tormentas en EE.UU., con pérdidas económicas de más de 13.000 millones y unas pérdidas aseguradas de más de 10.000 millones.
“La secuencia del terremoto de Turquía fue un difícil recordatorio de las importantes vulnerabilidades que existen para la vida y la propiedad a causa de los eventos sísmicos”, ha afirmado el director científico de Gallagher Re, Steve Bowen. “A medida que los sectores público y privado trabajan juntos para desarrollar una sociedad más resistente y adaptable al riesgo actual y futuro del cambio climático, es imperativo que todos los tipos de peligros naturales, y no solo los peligros meteorológicos o climáticos, se consideren en las discusiones de planificación”.
Bowen ha añadido: “Los altos costes observados en el primer trimestre de 2023, incluidos los de tormentas eléctricas notables y los eventos relacionados con inundaciones, estuvieron marcados por brechas notables en la cobertura de seguros en territorios económicos desarrollados y emergentes. Esto subraya la oportunidad que significa desarrollar herramientas y productos que no solo identifiquen o cuantifiquen el riesgo, sino que también realicen avances significativos para garantizar una protección equitativa para las comunidades de todo el mundo”.
Incremento en las temperaturas
Por otro lado, las temperaturas globales de la tierra y los océanos durante los primeros tres meses de 2023 se clasificaron como las cuartas más cálidas desde 1850, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). También hubo claras diferencias en los niveles de precipitaciones con regiones de Asia, Europa, América Latina y América del Norte que sufrieron una continuación de precipitaciones limitadas que exacerbaron las condiciones de sequía severa. Otras áreas, como algunos estados de EE.UU., África, Oceanía y Medio Oriente, registraron precipitaciones récord que provocaron inundaciones generalizadas e importantes.
Una consecuencia clave que cabe esperar de la transición de La Niña a El Niño es el calentamiento de las temperaturas superficiales globales, así como las precipitaciones globales y los patrones de ciclones tropicales. “Para la industria de reaseguros, El Niño trae un giro en términos de pérdida física y potencial de impacto humanitario en todo el mundo”, ha señalado Bowen. “Dado que El Niño se correlaciona con condiciones superficiales más cálidas, esto permite una mayor volatilidad en los patrones climáticos que pueden provocar inundaciones más prolíficas y sequías más intensas. Esto ejerce una presión específica sobre los productos de seguros agrícolas suscritos o en desarrollo. Además, un potencial de mayor frecuencia de ciclones tropicales en el este de Asia puede generar mayores pérdidas regionales por catástrofes”.