Los problemas de Muface se agravan con la inflación de costes sanitarios
Los problemas de financiación del modelo Muface no son nuevos, pero los aumentos de costes sanitarios por la inflación y las reclamaciones de mejores remuneraciones por parte de los médicos pueden poner al sistema al borde del colapso, según una detallada información del El Periódico, en la que ha consultado a fuentes de las tres aseguradoras que subsisten en el sistema Adeslas, Asisa y DKV.
Pérdidas millonarias
El artículo revela que estas tres entidades llevan unas pérdidas acumuladas de más de 170 millones de euros en el ejercicio 2022, el primero del actual concierto que se extiende hasta 2025. Sólo con que la prima de un mutualista hubiera evolucionado igual que el gasto sanitario del resto de ciudadanos, en 2023 tendría que ser un 23% más (1.237 euros), indican desde las aseguradoras. La presión de unas primas «tan desfasadas» reduce los baremos que las compañías pagan a los médicos que atienden a los mutualistas, lo que ha provocado protestas de los médicos en toda España en los últimos meses.
Por eso, las aseguradoras piden una revisión a fondo del modelo para equilibrar lo que se paga por un paciente en el sistema público y un paciente en el sistema privado, aunque en la sanidad privada siempre será un menor coste por su mayor eficiencia.
Problema también para la sanidad pública
Si el sistema colapsa, por la salida de las aseguradoras, el problema no sería solo para los funcionarios que se quedarían sin sanidad privada, sino también para la sanidad pública que tendría que atender de repente a dos millones más de mutualistas de Muface, cuando sus servicios están ya hoy al límite de la atención y con grandes listas de espera.
Opinión de Adeslas
Precisamente ayer el director general de SegurCaixa Adeslas, Javier Murillo, analizó en un foro de su entidad el modelo sanitario del mutualismo administrativo. Ha reflexionado sobre el papel de las tres mutualidades de funcionarios, Muface, Isfas y Mugeju, y su funcionamiento. “Los mutualistas que eligen el sistema privado reducen la carga asistencial del sistema público y se logra mejorar la accesibilidad a la asistencia sanitaria”. En este modelo, los niveles de satisfacción han sido “muy altos, con índices de elección mayoritarios de la asistencia privada de forma recurrente a lo largo del tiempo”.
Sin embargo, a pesar de los aspectos positivos destacados por Murillo sobre el modelo, y de la “resiliencia demostrada por el modelo en distintas etapas, incluso durante la pandemia, la viabilidad del modelo, dada su actual situación, está más
amenazada que nunca”. Entre las razones que ha argumentado, se encuentran los cambios demográficos y la falta de renovación del colectivo: “Los mutualistas están envejeciendo a un ritmo superior a la media de la población española, la edad media se ha incrementado cinco años en los últimos diez años, por la pérdida de los beneficiarios más jóvenes y por la escasez de ofertas de empleo público, que ha limitado el acceso a nuevos mutualistas de menor edad”. Así mismo, ha incidido en que el modelo tiene una financiación “claramente insuficiente”. Las aseguradoras que participan en el modelo “llevamos reportando pérdidas recurrentes en los últimos diez años”, lo que explica la salida de diversas compañías que venían colaborando en el modelo en los últimos años.
“Tenemos un modelo de alto valor histórico para el sector sanitario, tanto público como privado, que está en riesgo”. Y ha añadido que: “Si el modelo terminase, por las múltiples amenazas que lo atenazan, el impacto sobre todo el sistema sanitario podría ser relevante con severas consecuencias”, ha asegurado. Y ha concluido haciendo un llamamiento a los responsables del modelo sanitario del mutualismo administrativo para que “sean sensibles a esta situación y ayuden a encontrar soluciones que permitan la sostenibilidad de este activo de la sanidad del país”.