Santalucía cree que la longevidad y la digitalización desafían el futuro de las pensiones
El Instituto Santalucía publica la revisión del libro ‘Pensiones del Futuro’. Esta nueva edición expone al lector la situación actual del sistema de pensiones -incluyendo las últimas reformas planteadas por el Gobierno de España-. El libro explica su origen, finalidad, variables influyentes, nuevas tendencias y variaciones del sistema desarrolladas en otros países, para ayudarle a reflexionar y enriquecer así el debate sobre las pensiones y su futuro, un tema clave para el bienestar de la sociedad.
Abordar el reto con mayor productividad
En España, según datos que se analizan en el libro del Instituto Santalucía, en 2022, el número de pensionistas alcanzó 10,9 millones frente a un número de ocupados de 20,5 millones, más de la mitad. El peso de la población mayor de 67 años aumentará previsiblemente de casi el 18% actual al 28% en 2050; es decir, 30 de cada 100 personas en España. A esta realidad, hay que sumar que nuestro país tiene una de las tasas de fecundidad más baja de los países industrializados.
En resumen, cada vez habrá más personas en edad de jubilación, y menos nacidos que puedan sostener el enorme gasto que supondrán las pensiones del futuro. ¿Cómo podemos entonces financiar el sistema? La respuesta está en la alta productividad.
Desde hace casi 130 años que existe la Seguridad Social, la edad legal de jubilación se ha mantenido alrededor de los 65 años, por lo que no hemos aumentado la productividad de la población a pesar de sí aumentar los años que vivimos. En el libro se analiza la relación entre productividad (o salarios) y pensiones, y concluye la necesidad de alargar la edad de jubilación, o incorporar modalidades de trabajo flexible que puedan sustentar la sostenibilidad futura del sistema.
¿Preparados para la revolución tecnológica?
El informe indica que la rápida evolución de la tecnología, incluyendo la robótica y la inteligencia artificial, está alterando las oportunidades de empleo y la propia naturaleza del trabajo. Esta nueva revisión del libro ‘Pensiones del Futuro’, ahonda en si en este mundo tecnológicamente transformado, los sistemas públicos de pensiones seguirán siendo sostenibles y si los avances tecnológicos podrían contribuir a financiar las pensiones. También se plantea la cuestión de si debería considerarse una renta básica universal como un mecanismo de redistribución de las ganancias de productividad asociadas a esta revolución tecnológica.
En este contexto, cita que es importante reconocer que los sistemas de pensiones públicas enfrentarán una erosión de su componente contributivo, mientras que ganarán relevancia las prestaciones universales y asistenciales, que ofrecen beneficios a toda la población sin tener en cuenta las contribuciones individuales. Sin embargo, no se puede dar por sentado que los avances tecnológicos impulsarán un crecimiento económico suficiente para cubrir todas las necesidades sociales de manera indiscriminada. Por lo tanto, la idea de una renta básica universal como único mecanismo de redistribución parece lejana, y es necesario considerar estrategias adicionales para garantizar la protección social adecuada en un mundo tecnológicamente cambiante.
«La realidad es que la situación de la demografía en España es cada vez más complicada. Perdemos población, estamos envejeciendo a un ritmo muy rápido, y las nuevas tecnologías y la robotización están desafiando la sostenibilidad de los sistemas de pensiones en España», declara José Manuel Jiménez Rodríguez, director del Instituto Santalucía. «A medida que la demografía cambia y la tecnología avanza, es esencial repensar la naturaleza de los gastos y la financiación de las pensiones», añade.