El RACC advierte que Barcelona se enfrenta a 4 años clave para la movilidad
El presidente del RACC, Josep Mateu, ha protagonizado esta mañana en el Auditorio de La Pedrera la Tribuna ‘La Gran Barcelona. Impulsamos una visión de la movilidad al servicio de las personas’ de la mano del periodista avi Coral, una reflexión de la situación actual y de los retos de futuro de Barcelona, a través de 10 propuestas para mejorar la calidad de vida de las personas. Para Josep Mateu, en los próximos 10 años la transformación de las grandes ciudades se realizará a través de la movilidad y la Gran Barcelona tiene que situarse al frente, impulsando proyectos que generen un triple impacto: social, ambiental y económico.
El RACC, durante los últimos 4 años, ha realizado numerosos estudios en profundidad sobre los fenómenos que más están incidiendo en la manera de desplazarnos, como la movilidad ciclista, la irrupción de los patinetes, la movilidad a pie, en moto o el reparto de mercancías y de última milla, entre otros.
Fruto de este conocimiento y de los contactos mantenidos con especialistas en infraestructuras, en medio ambiente, en urbanismo y en economía de nuestro país y otras ciudades del mundo, y después de haberse reunido con representantes de varios sectores y con la mayoría de las formaciones políticas, con vecinos, con asociaciones de diferentes ámbitos, con empresarios y sobre todo haber entrevistado miles de ciudadanos, hoy, a pocos meses de las elecciones municipales, ha querido poner sobre la mesa los retos que considera prioritarios.
Para el RACC, Barcelona tiene que abordar 4 grandes retos:
1. Adoptar una visión y una gestión metropolitana.
2. Acelerar y mejorar la oferta de Ferrocarriles (urbano e interurbano) para que los usuarios puedan acceder a la ciudad en tren: es decir, en Rodalies, Ferrocarrils de la Generalitat o metro.
3. Resolver la congestión del tráfico.
4. Y, por supuesto, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos reduciendo el número de vehículos privados en el centro de la ciudad, disminuyendo las emisiones de los vehículos que circulen y fomentando la movilidad compartida y la intermodalidad.
En este contexto, el RACC considera que las restricciones a los vehículos privados en el centro de la ciudad se tienen que llevar a cabo cuando las mejoras previstas en transporte público entren en servicio y que hay que acompañar a los ciudadanos en esta transición. Por otro lado, también hay que tener presente que en los últimos 4 años no se ha impulsado suficientemente el transporte público ni se han ganado usuarios, a pesar de ser uno de los grandes objetivos y la clave para descongestionar las calles.
Y si bien el espacio para los peatones y para usuarios de bicicleta y patinetes se ha incrementado con 200 nuevos km. de zonas y carriles 30 y con 70 nuevos km. de carriles bici, este aumento no se ha visto reflejado en un cambio modal profundo hacia una movilidad más sostenible (la movilidad activa ha crecido, pero el transporte público ha bajado más de un 10% mientras que el vehículo privado sólo lo ha hecho un 4% respecto 2019), en detrimento del uso del vehículo privado, hecho que nos tendría que invitar a reflexionar sobre si estamos tomando las medidas más adecuadas.
En este sentido, el Club fija como objetivo para la Gran Barcelona que el 30% de los desplazamientos en día laborable se hagan en transporte público en el horizonte del 2030 y hace un llamamiento a los responsables públicos a concretar las acciones para la mejora de la movilidad, detallando: presupuestos, financiación y los plazos de ejecución de cada una de ellas y presenta 10 medidas prioritarias para avanzar hacia una movilidad más segura, limpia y asequible a los bolsillos de los ciudadanos.
Propuestas RACC
1. Priorizar las inversiones en transporte público metropolitano, especialmente en servicios ferroviarios. El Plan de Rodalies es la actuación con mayor potencial transformador, con una previsión de 6.300 millones de euros de inversión en 10 años y 101 trenes nuevos. Pero, desde un punto de vista cualitativo, las mejoras estructurales sólo se empezarán a notar a partir de 2025.
2. Impulsar una estrategia metropolitana para desarrollar una red potente de aparcamientos a las estaciones de tren. Falta oferta de aparcamientos en las estaciones ferroviarias para captar nuevos usuarios de transporte público. Hay que acompañar la inversión en Rodalies y en Ferrocarrils de la Generalitat con un programa potente de Parks&Ride, pasando de los planes a la acción.
3. Coordinar la ejecución de las obras previstas en el espacio público y replantearse el proyecto de la Superilla de l’Eixample. Entre 2022 y 2030 está previsto llevar a cabo más de 20 actuaciones en la vía pública que aumentarán la congestión y empeorarán los desplazamientos diarios dentro de un área donde residen más de 5 millones de personas.
4. Apostar por la convivencia entre medios de transporte y acompañar la movilidad en bicicleta y en patinete. El 65% de los ciclistas se sienten vulnerables cuando circulan por Barcelona y a la vez un 33% admite que no conoce la normativa de circulación. Hay que garantizar la coherencia entre las diversas ordenanzas municipales de circulación.
5. Profundizar en la visión 0 de la siniestralidad viaria y desarrollar el Plan de la Moto. Las motos representan el 6,9% de los desplazamientos individuales diarios en la ciudad de Barcelona, el doble de los que se hacen en bici y en patinete. El 2022 murieron 23 personas en accidentes de tráfico y 16 eran motoristas. Afortunadamente, en lo que llevamos de 2023, esta estadística de los motoristas no ha registrado ninguna nueva víctima mortal.
6. Impulsar la movilidad eléctrica con incentivos a la compra y ampliando la red de puntos de recarga dentro y fuera de la ciudad de Barcelona. La falta de confianza de los usuarios en la disponibilidad de puntos de carga es el principal freno a la electrificación del parque de vehículos circulante, junto con el elevado nivel de precios de los vehículos nuevos. La renovación del parque hace tiempo que tendría que ser una prioridad en términos de descarbonización.
7. Fomentar la movilidad compartida y conectada: modelo de sharing Hay que desplegar un modelo consensuado de coches compartidos, distribuir mejor entre los operadores de motos y convertir el bicisharing en metropolitano, sin olvidar el potencial de los patinetes. Y avanzar hacia la integración física y tarifaria de todas las soluciones de movilidad compartida con el transporte público.
8. Resolver el modelo de taxis y VTC. A menudo somos cautivos de las amenazas de huelgas cada vez que se acerca un gran acontecimiento ferial. Hace falta una regulación que no expulse a las VTC del mercado y que facilite en paralelo la necesaria evolución del taxi en clave de digitalización del servicio y eficiencia de los recorridos.
9. Mejorar el reparto de mercancías y última milla. En Barcelona, la reducción del 30% de las plazas para carga y descarga provoca que los transportistas aparquen en doble fila en la mitad de los servicios. Hay que preservar los
chaflanes, un espacio genuinamente barcelonés por su versatilidad. Y aprovechar las oportunidades que ofrecen los aparcamientos urbanos como contenedor de servicios de la nueva movilidad.
10. Planificar las infraestructuras y servicios del futuro, pensando en la Barcelona metropolitana más allá del 2030. Necesitamos poner las largas y consensuar las infraestructuras estratégicas pensando a largo plazo. Es necesario acelerar las obras para tener un aeropuerto intercontinental, el corredor mediterráneo, los accesos al puerto, acabar la estación de la Sagrera, reformar la estación de Sants… Y aprovechar el potencial de capilaridad que ofrece el bus a escala metropolitana.