Por qué el asesoramiento profesional ya es la primera opción del ahorrador para preparar su jubilación
Una tormenta perfecta que afianza todavía más el servicio de valor añadido que presta un asesor financiero profesional al ahorrador minorista. Una inflación desbocada, la fragilidad del comercio mundial, la volatilidad creciente en los mercados y unos tipos de interés cercanos a cero o directamente en negativo. Desde la óptica de la preparación financiera de la jubilación, a este puzle le falta una pieza más para hacer el tablero más desafiante: el progresivo recorte en las deducciones fiscales del producto de ahorro más popular, el plan de pensiones individual, que muy probablemente verá reducido de nuevo su límite máximo a desgravar en 2022 hasta los 1.500 euros.
Sin embargo, esta situación parece diferente a otras similares que han tenido que afrontar los ahorradores en el pasado. Y lo que es porque, gracias a las experiencias vividas en los mercados durante 2020 y 2021, ahora gozan de una mayor cultura financiera, por lo que, entre otros hitos, privilegian más la importancia de contar con un asesoramiento profesional que les guíe en un entorno incierto. Así lo señalaron los propios asesores financieros en una reciente encuesta realizada por EFPA España, en la que dos de cada tres señalaban que el nivel medio de educación financiera en España había crecido en los últimos años, lo que ha servido para que los inversores se preocupen más activamente por la gestión de sus ahorros y de sus finanzas personales.
De hecho, estos profesionales, gracias a su experiencia de primera mano con los clientes, indicaban que, lejos de ser algo puntual promovido por el coronavirus, la preparación económica de la jubilación se ha convertido en una tendencia creciente para muchos trabajadores, lo que servirá para reducir el ahorro invertido en depósitos o inmovilizado en cuentas corrientes, y apostar así por una gestión activa que contribuya a potenciar su rentabilidad en el largo plazo.
A este respecto, Jordi Martínez, coordinador del programa EFPA de Educación Financiera, afirma que “aunque todavía hay mucho camino por avanzar, el nivel general de educación financiera ha mejorado en los últimos años, gracias al esfuerzo de los profesionales, un mayor interés de los propios clientes particulares por conocer cómo funcionan los diferentes productos de ahorro e inversión y a la necesidad cada vez más asumida de la importancia de ahorrar en el largo plazo”.
Más presentes, más competitivos
La mayor cultura financiera no es el único motivo que está impulsando el crecimiento del asesoramiento financiero entre los ahorradores. La apuesta por incrementar el valor añadido de sus servicios profesionales también está resultando de una importancia capital. Durante el confinamiento de primavera de 2020, aumentó geométricamente el peso de las nuevas formas de comunicación entre el cliente y el asesor o mediador, impulsando la digitalización y un contacto más sensible, directo y ‘a la carta’. Algo primordial en un contexto de turbulencias en los mercados en el que las dudas de los inversores suelen ser más urgentes de cara a no tomar decisiones en caliente.
Desde el lado del asesoramiento, conseguir esta mejora en un portfolio de servicios ya en muchos casos de gran calidad, no ha sido fácil, y eso le ha exigido un plus de esfuerzo notable. En palabras de José de Alarcón, managing director en Andbank España, “muchos asesores han aprendido a minimizar el tiempo de trámites administrativos para ser más eficientes, así como a segmentar mucho el tiempo comercial con los productos de mayor valor añadido”.
En esta línea, David Espeja, director de Banca Privada en Banca March, señala que “la omnicanalidad y la digitalización van a ser cada vez más importantes para lograr una gestión financiera personalizada y más cercana, basada en la prudencia y en el largo plazo”. Por su parte, César Villacampa, jefe de la Unidad de Banca Privada en Ibercaja, indica que “es crítico para el profesional disponer de un modelo relacional eficiente para poder ser competitivo. El asesoramiento es mucho más intenso y con más recursos ahora, lo que obliga a especializarse cada vez en una tipología de clientes determinada para lograr ser realmente más productivo”.
Figura clave en la transición hacia la sostenibilidad
Los efectos de esta evolución en el asesoramiento financiero ya se están dejando sentir en su importancia dentro de la industria. De hecho, una reciente encuesta elaborada por Schroders ya indica que, por primera vez, los ahorradores priorizan a los asesores independientes como primera opción para poder tomar decisiones sobre sus carteras, rompiendo con el tradicional liderazgo de los bancos. Además, también se señala que los millennials son los que más apuestan por estos profesionales, por encima de los babyboomers, y que su importancia creciente en los mercados está favoreciendo el mayor peso de los asesores, algo que, muy probablemente, irá a más en los próximos años.
Otro estudio, en este caso de Invesco, también aporta otro dato muy relevante: la pandemia ha llevado a casi la mitad (47%) de los asesores/mediadores a prestar más atención a los fondos de rentas ESG. Sin embargo, todavía dos de cada tres estiman que la consideración ESG sirve principalmente para atraer a inversores finales. En cualquier caso, la generación de rentas sigue siendo el motivo principal para la inversión para el ahorrador español, dato que subraya, por ejemplo, que el 79% de los inversores busca vehículos que le ofrezcan rentas vitalicias. De hecho, un 57% de los encuestados por Invesco indica que su principal preocupación es la de ahorrar para la jubilación, 8 puntos más de lo que opinaban hace tres años.
En este contexto, este mismo documento afirma que hay cuatro megatendencias que los inversores españoles ven con mayor potencial de mejorar la rentabilidad de sus carteras. Estas son, por este orden, la mayor adopción de la inteligencia artificial por parte de las empresas, el aumento del control y regulación de las compañías tecnológicas, la gestión del cambio climático y la inflación. El dato clave es que en todas ellas ven un potencial de revalorización para el largo plazo, pensando en su futura jubilación, por lo que una gestión activa y bien asesorada por un profesional son elementos indispensables para ajustar su portfolio de inversiones a cada etapa de su vida, de acuerdo a sus necesidades vitales y a su capacidad de generación de ingresos.