Solunion presenta su plan estratégico 2020-2021 y la evolución de su imagen de marca
Solunion, la joint venture de Mapfre y Euler Hermes, ha desarrollado un plan estratégico con un propósito y una ambición, basado en cuatro pilares transformacionales: Crecimiento Rentable y Sostenible, Innovación, Eficiencia y Compromiso, en torno a los cuales se desarrollarán iniciativas para transformar la compañía y hacer frente a un mercado cambiante, en permanente transformación, que demanda nuevos productos y soluciones para nuevas necesidades.
El propósito de este plan estratégico es el de “acompañar a nuestros clientes a alcanzar sus objetivos e impulsarles a crecer, proporcionándoles soluciones de gestión de riesgos adaptadas a sus necesidades”. La visión, en primera persona del plural, refleja la importancia del trabajo conjunto de todo el equipo de Solunion: “facilitamos un entorno de negocios sólido y seguro para que nuestros clientes alcancen sus objetivos comerciales”.
“Hemos desarrollado Atenea fieles a nuestra vocación de liderazgo y con el objetivo de acompañar a nuestros clientes y a nuestros socios comerciales en su crecimiento mirando siempre más allá, ayudándoles a ir más lejos y proporcionándoles toda nuestra experiencia, conocimiento y herramientas de gestión del riesgo comercial”, indica Alberto Berges, director general de Solunion. “Durante los próximos dos años, impulsaremos la transformación de Solunion para ser un referente en calidad de servicio, avanzando aún más en nuestro modelo orientado al cliente”.
Una nueva identidad de marca
Junto con la estrategia, Solunion ha presentado su nueva identidad de marca, con un posicionamiento y un propósito, unos nuevos valores y atributos de personalidad, y una evolución del logotipo y del lema corporativos.
«Audaces por naturaleza, Fortaleza en equipo y Compromiso real, son los valores que arropan la estrategia e inauguran una Solunion aún más cercana, más moderna, humana y diferente, pero sobre todo, que mira al futuro junto a sus clientes, anticipándose a los cambios del mercado y de la forma de hacer negocios, gracias a su experiencia y a su capacidad de análisis y de respuesta».
El logotipo de Solunion evoluciona y a él se une un lema mucho más emocional: “Somos Impulso”, que refleja la ambición y la visión fijadas en la estrategia, así como la personalidad de la compañía.
Alerta contra el cambio climático
Por otra parte, Solunion informa de que, mientras que se celebra la cumbre del clima en Madrid, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando (+2,0% anual en 2018), a pesar de la promulgación de más de 1.500 leyes sobre el cambio climático en todo el mundo. Además, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), los esfuerzos deben multiplicarse por cinco. Se espera, por ende, que la regulación del cambio climático se haga más estricta y se intensifique tanto en volumen como en alcance en todo el mundo.
Solunion explica el impacto de esta regulación en la economía, a partir de los datos de su accionista Euler Hermes, que cifra las pérdidas en casi 2,5 billones de dólares en los próximos diez años. Para medir el impacto, agrupan las acciones más importantes en cuatro categorías: precios del carbono; combinación y eficiencia energética; regulaciones de movilidad; impuestos, multas y gravámenes específicos de la industria.
¿Cuáles son los sectores más expuestos?
Si bien casi toda la economía mundial se verá afectada por estas regulaciones, en algunos sectores el impacto será más importante:
– Las regulaciones medioambientales ya han costado al sector energético 1,4 billones de dólares en los últimos diez años y se esperan pérdidas que alcancen los 900.000 millones de dólares en la próxima década.
– El acero, por su parte, será la segunda industria más afectada: 300.000 millones de dólares en los próximos 10 años.
– El transporte aéreo y marítimo ocupa el tercer lugar (55.000 millones de dólares) debido a la combinación de sistemas de compensación de emisiones de carbono (entre 16.000 y 42.000 millones de dólares), el aumento de los impuestos y/o de las tasas sobre el CO2 y los incentivos globales para un cambio de vía ferroviaria. Ambas industrias también se verán afectadas por las nuevas regulaciones sobre el contenido de azufre de los combustibles.